Lejía: ¿para qué sirve y qué peligros?

La lejía es un producto de limpieza tradicional cuya eficacia ya no está probada, pero cuyo uso es controvertido por sus peligros potenciales.

Un desinfectante histórico

Nacida en Javel, un pueblo desaparecido, que se ha convertido en un distrito del XV arrondissement de París, esta solución a base de potasa y cloro se ha establecido desde hace más de dos siglos como un referente entre los productos de limpieza.

Se encuentra bajo diferentes nombres dependiendo de su concentración de cloro. Blanqueador cuando está entre 9,6 ° y 36 ° clorométrico, toma el nombre de extracto blanqueador arriba y agua de Labarraque abajo.

Uso amplio

Esporicida, fungicida, virucida y bactericida, la lejía tiene formidables propiedades desinfectantes que la convierten en un producto de elección en empresas de limpieza industrial, limpieza doméstica e incluso hostelería. De hecho, ningún microorganismo conocido parece ser capaz de resistirlo.

Además, sus propiedades blanqueadoras se utilizan en la ropa para despegar y devolver su pureza a la ropa blanca. Es especialmente eficaz en determinadas manchas: vino, café, sangre, salsas, etc., pero no debe utilizarse con ropa de color.

Un producto controvertido hoy

Las múltiples ventajas de la lejía no deben ocultar las desventajas de un producto que sigue siendo tóxico para la salud y el medio ambiente. El usuario debe estar protegido para evitar el contacto con la piel o los ojos, así como la inhalación e ingestión accidentales.

La lejía no contiene tensioactivos y, por tanto, no tiene poder limpiador. Además, el uso excesivo puede contribuir a la propagación de patógenos resistentes. Los estudios ambientales muestran que la liberación de cloro en el agua doméstica aumenta el riesgo de asociación con otros componentes orgánicos y la formación de elementos tóxicos persistentes.

Haz un uso inteligente

Existen alternativas naturales (jabón negro, bicarbonato de sodio ...) y son preferibles siempre que no se justifique la desinfección radical. La aplicación de lejía se hace después de otro detergente y se debe diluir en agua fría. No debe usarse al mismo tiempo que un producto ácido.