Clematis: nuestros consejos para plantar, cuidar y podar

Planta trepadora de la familia de las ranunculaceae, la clemátide seduce con su abundante floración colorida y particularmente decorativa.

Plantar clemátide

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A la clemátide le gusta tener la cabeza al sol y las raíces en un lugar fresco. Plante esta flor al pie de una pared a unos 20 o 30 cm de distancia y en exposición sur u oeste. Cubre el pie con un azulejo o unas piedras para protegerlo del calor. También puede plantar otras flores alrededor del pie: esto ayudará a mantener la frescura. Para plantar clemátides, espere hasta el otoño o la primavera y elija una mezcla de tierra de jardín y tierra para macetas: la tierra debe ser profunda y fresca. Para garantizar una mejor recuperación, agregue un poco de compost o estiércol deshidratado a la clemátide tan pronto como se planta. En el caso de un cultivo en contenedor, opte por una clemátide de bajo crecimiento y prefiera un suelo para plantas con flores.

Cuidando la clemátide

Se recomienda regar la clemátide durante los primeros dos años, especialmente en la siembra y hasta la reanudación, pero no es necesario agregar fertilizante. Riegue solo en verano o en época seca, cada diez o quince días. Si está cultivando clemátides en macetas, asegúrese de mantener la tierra ligeramente húmeda, especialmente en verano. El exceso de humedad y calor puede provocar una apoplejía, un secado repentino de la planta. En caso de apoplejía, corte todas las ramas en la base y aplique flor de azufre al suelo.

El tamaño de la clemátide

Para la mayoría de las variedades de clemátide, la poda se realiza al final del invierno. A continuación, corte una o dos ramas viejas de unos 30 o 40 cm de altura para vigorizar las matas. Si su planta es una clemátide de flores pequeñas, retire la madera muerta y los tallos excesivamente grandes a fines del verano. En general, cuanto más se poda la clemátide, más abundante es la floración.